La decisión del magistrado de Tribunal Supremo, don Manuel Marchena, de no ser incluido entre los candidatos a la presidencia del Consejo General del Poder Judicial constituye un inaudito gesto ante el que la Plataforma Cívica por la Independencia Judicial manifiesta su respaldo.
“Jamás he concebido el ejercicio de la función jurisdiccional como un instrumento al servicio de una u otra opción política” afirma el citado magistrado en una carta abierta hecha pública el 19 de noviembre de este año 2018. Es preocupante, y mucho, que principios tan elementales tengan que ser objeto de recordatorio. Y es que la injerencia del poder político sobre la justicia española ha alcanzado niveles intolerables, tal como han advertido organismos internacionales a los que la Plataforma ha acudido en reiteradas ocasiones, entre ellos, el Grupo de Estados contra la Corrupción del Consejo de Europa.
Ahora bien, no se olvide que jamás tendrían éxito las maniobras del poder político si no hubiese jueces que se prestasen a colaborar. Si todos y cada uno de los magistrados marcados como beneficiarios del reparto de cromos mostrasen el mismo coraje negándose a participar en la farsa institucional, además de ofrecer un ejemplo de dignidad a la ciudadanía, privarían a los manipuladores de su mayor instrumento de control.
El aplauso generalizado que ha recibido la firme postura de don Manuel Marchena evidencia que el camino que la Plataforma viene recorriendo en solitario, con la a excepción de la asociación “Foro Judicial Independiente” que nunca ha participado en la farsa institucional, es el correcto. Por tanto, instamos al resto de los jueces cuyos nombres han sido barajados como agraciados en el sorteo de las futuras vocalías que, siguiendo este ejemplo, se autoexcluyan de tan humillante mercadeo.
Consecuentemente, solicitamos al resto de las asociaciones judiciales que se unan a esta petición. No sólo como una exigencia de la unidad asociativa, cuya necesidad se ha revelado una vez más con el éxito de la pasada huelga judicial y fiscal, sino para demostrar al pueblo español que tiene motivos para sentirse orgulloso de sus jueces.